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Cuando el Dr. William X. Toro cruzó por primera vez las puertas de Blue Mountain Middle School —la primavera pasada— como el nuevo director, cumplió un sueño que llevaba casi dos décadas gestándose.
“Cuando tenía 22 años, entré a Brentwood High School, vi al director y pensé: ‘Quiero hacer lo que él hace algún día’”, recuerda Toro. “Estar sentado ahora en este lugar es algo verdaderamente extraordinario.”
A los 42 años, Toro se une al Distrito Escolar de Hendrick Hudson, como director de Blue Mountain Middle School, para el año académico 2025–2026, en reemplazo de Anthony Giovinazzi. Llega con casi veinte años de experiencia en educación, incluidos siete como subdirector en el Distrito Escolar de la Ciudad de Peekskill. Pero su camino empezó mucho antes de los títulos y los cargos de liderazgo. Toro está profundamente arraigado a su identidad como el primer hijo nacido en Estados Unidos de inmigrantes colombianos.
Crecer en una familia de primera generación
Criado en Long Island, los primeros años de Toro estuvieron marcados por la familia, la cultura y el idioma.
Hijo de trabajadores inmigrantes, pasó buena parte de su infancia con su bisabuela y su abuela, quienes lo rodearon de tradiciones colombianas y del idioma español.
“Tuve mucha suerte, me dieron una crianza muy tradicional”, cuenta. “Volvía de la escuela y comía arroz con pollo o plátanos con ellas antes de cenar nuevamente con mis padres. Tenía dos cenas”, recuerda entre risas.
Como muchos niños de primera generación, Toro tuvo que abrirse paso en el aprendizaje del inglés. Asistió a clases de inglés como segunda lengua (ENL / Inglés como nueva lengua) hasta aproximadamente la escuela secundaria, y recuerda lo diferente que se sentía. “En mi clase de ENL había un chico que hablaba griego, otro que hablaba filipino y yo. Al principio fue un poco difícil”, dice. “Pero con el tiempo hice amigos y tuve una infancia maravillosa.”
Con los años, las matemáticas se convirtieron en su ancla. Su padre, un ingeniero colombiano, cultivó desde temprano ese interés. “Siempre tuve facilidad para los números. Era divertido para mí, como un rompecabezas. Lo que a otros les parecía aburrido, a mí me encantaba”, destacó Toro.

No lo sabía entonces, pero las matemáticas serían el hilo que marcaría el rumbo de su carrera.
Encontrar su vocación
El camino de Toro hacia la educación no fue inmediato. Como muchos jóvenes, descubrió su verdadera vocación por ensayo y error.
Después de graduarse, ingresó a la universidad como estudiante de ingeniería, pero pronto comprendió que no era lo suyo. “Unos años después de empezar la carrera llegué a un punto de inflexión. Tenía que descubrir qué quería hacer con mi vida.”
A los 21 años tuvo lo que llama un momento de epifanía. “Pensé en los momentos más felices de mi vida y fueron cuando estaba en la escuela, haciendo deportes o matemáticas.”
Reconociendo cuánto lo habían marcado sus maestros y entrenadores, decidió convertirse en esa misma fuente de apoyo para otros.
Obtuvo un título asociado en Suffolk County Community College y una licenciatura en matemáticas en St. Joseph’s University. En 2007 comenzó a enseñar matemáticas en Brentwood High School, trabajando con estudiantes desde Álgebra hasta Pre-Cálculo, antes de pasar a Michelangelo Middle School en el Bronx.
Hacer que las matemáticas resultaran atractivas se convirtió en su misión personal. “Cuando amas algo, esa pasión se nota”, explica. “Aunque algo parezca seco o aburrido, yo trataba de mostrar cuánto me gustaba y ayudar a que ellos lo disfrutaran, aunque fuera un poco.”
El acompañamiento de su entonces director, el Dr. Jeremy Kabinoff, lo impulsó a dar el siguiente paso. “Él fue quien me inspiró. Me animó a sacar el doctorado. Era joven y exitoso, y pensé: ‘Si él pudo hacerlo, ¿por qué yo no?’”
Toro obtuvo una maestría y un certificado avanzado en liderazgo educativo en Stony Brook University, seguido de un doctorado en St. John’s University.
Tras ocho años en el aula, asumió cargos administrativos: primero como subdirector en Bronxwood Preparatory Academy, luego en Peekskill, donde permaneció casi ocho años.
En Peekskill High School (2017–2022) y Peekskill Middle School (2022–2025), supervisó cambios académicos y operativos significativos, como la implementación de un sistema de nueve períodos para ampliar los cursos electivos, la introducción de lenguas extranjeras en sexto grado, el acceso a clases aceleradas y la creación de comunidades profesionales de aprendizaje. También impulsó innovadoras prácticas como un sistema digital de pases de pasillo y programas extracurriculares académicos y de enriquecimiento.
Al reflexionar sobre su tiempo en ese cargo, Toro destacó el papel crítico —aunque a menudo poco valorado— de los subdirectores.
“Ser subdirector es como estar en el campo de batalla”, reflexiona. “Estás en las trincheras con los docentes y los estudiantes todos los días. Los subdirectores son los motores de una escuela. No siempre reciben el crédito que merecen.”
Su papel como director: crear un entorno seguro y humano
Hoy, como director de Blue Mountain Middle School, Toro siente el peso y la satisfacción del liderazgo.
“Como director, todo pasa por mí, desde la gotera más pequeña hasta la tubería más grande que cruza el techo”, dice con humor.
Cree que el papel del director ha cambiado drásticamente con los años. “Antes se lo veía como una figura disciplinaria. Ya no es así”, explica. “Mi trabajo es apoyar a los estudiantes y a los maestros, asegurar que la escuela funcione bien y crear un entorno donde los estudiantes se sientan seguros.”
Guiado por su lema personal —“Nunca es tarde para ser quien debiste haber sido”—, Toro busca ayudar a sus estudiantes a alcanzar su máximo potencial. “La peor tragedia es el potencial desperdiciado. Mi propósito siempre ha sido impulsar el potencial de los demás.”
Antes incluso de que comenzara el año escolar, organizó reuniones con el personal, encuentros con padres y estudiantes, y dedicó tiempo a conocer la cultura escolar. “La transición ha sido más fluida de lo que imaginaba. Todos me han recibido con mucha calidez y apoyo”, comenta.
También resalta el papel de su subdirectora, Anecia McGill. “Ha sido maravillosa, me ha guiado y acompañado durante todo este proceso.”

[Foto. Placa de oficina del Dr. Toro frente a un toro hecho a mano en Colombia. “Toro” significa “bull” en español. (Angela Bruno)]
De cara al futuro, Toro ha establecido prioridades que incluyen fortalecer las relaciones, revisar el currículo y garantizar la seguridad de los estudiantes. También espera con interés mejoras de infraestructura largamente postergadas en la escuela, desde la modernización del centro de medios de la biblioteca hasta la actualización de baños y áreas de trabajo.
La estrecha conexión con su familia y raíces
Fuera de la escuela, Toro es esposo y padre de tres niñas pequeñas, de cuatro y tres años, y una bebé de seis meses.
“En mi lecho de muerte, estará mi familia, no el trabajo”, afirma. “Soy padre y esposo primero. Todo lo demás viene después.”
Le atribuye a su esposa el sostén de su hogar. “Ser madre a tiempo completo es muy duro, y le doy todo el crédito. No podría hacer lo que hago sin ella. Es la mejor.”
Aunque hace años no visita Colombia, mantiene un lazo profundo con sus raíces. De niño, viajaba con frecuencia a ver a su familia, e incluso asistió un tiempo a la escuela allá. Su madre es de un pequeño pueblo cerca de Bogotá, y su padre, de la ciudad de Pasto. Hoy, preserva esas tradiciones a través de la comida, el idioma y las historias familiares. Sus hijas aprenden español con la ayuda de sus abuelos y cantan las mismas canciones con las que él creció.
En Blue Mountain, se asegura de que el Mes de la Herencia Hispana se celebre con actividades significativas. Este año, la programación incluyó un altar del Día de los Muertos, menús temáticos en la cafetería, anuncios diarios sobre líderes latinos y una excursión especial.

[Foto. El Dr. Toro interactúa con estudiantes durante una asamblea al inicio del año escolar. (Distrito Escolar de Hendrick Hudson)]
Un legado en construcción
Cuando se le pregunta por su mayor logro, Toro no duda: haber llegado a ser director de Blue Mountain Middle School. Pero para él, el título es solo el inicio.
“Mi meta a largo plazo es ser un director eficaz”, afirma. “Quiero construir relaciones, ayudar a los estudiantes a tener éxito y dejar un legado de haber hecho todo lo posible por ellos y por mi personal.”
Para el niño de primera generación que alguna vez luchó por aprender inglés y encontró refugio en las matemáticas, la vida ha cerrado el ciclo. Su mensaje para los estudiantes que se ven reflejados en su historia es simple y poderoso:
“Puedes lograr lo que quieras en la vida. Sueña en grande, vive en grande y, sobre todo, trabaja duro. Cada tropiezo es una oportunidad para regresar más fuerte.”
Y mientras se instala en su nuevo hogar educativo, el Dr. Toro solo tiene palabras de gratitud: “Estoy muy feliz de estar aquí, en el Distrito Escolar de Hendrick Hudson. Es un honor y un placer, y espero muchos años de éxito, prosperidad y crecimiento junto a esta comunidad.”