Nota del editor: Para celebrar el Mes de la Herencia Hispana, el Herald presenta Young Latin Voices, perfiles de algunos de los propietarios de negocios latinos de Peekskill.
Cuando era adolescente, a Roy Escobar le gustaba la buena fiesta. Pero para un niño latino en Peekskill en la década de los noventas, “no había tantas fiestas latinas. Un día fui a una fiesta con mi familia en la cual mi amigo Salvador Rivera era el DJ y tenía un MC que tenía una voz increíble.” “Pensé: “¡Quiero hacer eso!”. Desde entonces, ya Escobar tenía un amor por la música de toda la vida, era el “DJ de la casa” y seleccionaba las melodías en eventos familiares. Escobar eligió la carrera de disc jockey y no ha mirado atrás desde entonces.
Los residentes de Peekskill pueden estar familiarizados con “DJ Esco”, quien ha estado a cargo de deleitarnos con gran música para varios eventos como el Cinco de Mayo, el Festival de la Herencia Hispana, la Noche Nacional y los juegos deportivos de la escuela secundaria. Pero es posible que la mayoría no sepa quién es realmente Roy Escobar, el hombre detrás de los tocadiscos. Escobar también ha trabajado y apoyado a la juventud de Peekskill, además de ser padre de familia, entrenador de fútbol y, por supuesto, disc jockey.
De hecho, Escobar fue reconocido por sus contribuciones a Peekskill por el Consejo Común de la ciudad en la reunión del 25 de septiembre, con motivo del Mes de la Herencia Hispana. Recibió un certificado de la alcaldesa Vivian McKenzie y una gran ovación por los miembros del consejo, sus amigos y familiares.
Infancia en Peekskill
Escobar, de 41 años, nació en White Plains, pero creció en Peekskill. Sus padres emigraron a los Estados Unidos desde Guatemala a finales de los años 70’s. Su familia se mudó a Peekskill en 1984 cuando Escobar tenía dos años. Escobar se graduó de Peekskill High School en el 2000 y se casó con Thania Santos en abril del 2007. La pareja tiene tres hijos: Liony Polonia Santos, Roy Escobar, Jr. (“Chichi”) e Isaías Escobar. Roy es estudiante en el tercer año en el Peekskill High School y es una estrella del equipo universitario del fútbol masculino. Isaías actualmente cursa el séptimo grado en la escuela intermedia Peekskill.
Escobar recordó los desafíos que enfrentó su familia en Peekskill en la década de los 80’s. “En aquel entonces, la comunidad hispana de Peekskill podía ser contada con las dos manos. Esa era la cantidad de hispanos que había en esta ciudad en aquel entonces”, dijo Escobar. Toda la familia luchó por adaptarse a un nuevo estilo de vida y aprender inglés. A Escobar le resultó especialmente difícil balancear ambos idiomas (inglés en la escuela y español en la casa), pero pudo comprenderlo a medida que crecía.
Escobar le da crédito a su padre por inculcarle una intensa ética de trabajo. A los 9 años, el padre de Escobar le mostró cómo trabajar duro para poder avanzar. Durante las vacaciones de verano, Escobar ayudaba a su padre con su negocio de jardinería y le pagaban por realizar tareas muy pequeñas. Los fines de semana, Escobar y su padre entregaban periódicos a las casas de Peekskill para ganar dinero extra. El padre de Escobar murió en el 2013.
Esa ética de trabajo dio sus frutos. Después de la secundaria, Escobar se matriculó a tiempo completo en el College Comunitario de Westchester, con especialización en mercadeo empresarial. Un semestre antes de graduarse, Escobar recibió una noticia que cambiaría su vida para siempre: su novia, ahora esposa, Thania, estaba embarazada. Para mantener a su nueva familia, Escobar comenzó a trabajar muchas horas. Al principio, trató de balancear la familia, el trabajo y la escuela, tomando clases por la tarde y por la noche. Pero las exigencias de la paternidad y el trabajo superaron otras actividades y Escobar tuvo que abandonar la escuela. Escobar, de 21 años en ese momento, y Thania le dieron la bienvenida a su primer hijo, Liony Polonia Santos, el 26 de enero del 2004.
Inciándose en el negocio de la música
Escobar recuerda con cariño su “primer concierto” en 2001; tenía 19 años. Estaba en un bar y le preguntó al DJ si podía intervenir un rato. El DJ estuvo de acuerdo y esa noche Escobar pudo tener una idea de cómo sería su futuro como DJ. Escobar estaba tan ansioso por “estar en el negocio” que aceptó cualquier trabajo relacionado con ser DJ. Empezó como ayudante de DJs experimentados, transportando y montando el equipo. Al hacerlo, Escobar pudo conocer a muchos, aprender de los DJ locales y trabajar en su oficio.
A finales de la década del 2000, había una clara “meca” para todos los aspirantes a ser DJ locales: Prophecy Ultralounge (ahora llamado Coliseum White Plains). “Si trabajabas en Prophecy, eras considerado como “un escogido”, dijo Escobar. En septiembre del 2009, con la esperanza de entrar en el negocio, Escobar fue a Prophecy y entregó sus demos a los promotores del club. “Un día recibí esa llamada especial del director del club. Él dijo: ‘Me gusta tu mezcla’. Me gustaría concertar una cita contigo”.
A Escobar se le ofreció una noche privilegiada en Prophecy: el viernes del fin de semana de Halloween. Pero había una condición: tenía que promocionar el evento y llenar el lugar. “[El gerente] puso mi cara en un volante y me dio 5.000 volantes”. Decidido a aprovechar su oportunidad, Escobar se apresuró: “Puse folletos en bodegas, barberías, bares, en todas partes. Sleepy Hollow, Ossining, Peekskill, White Plains. Continuó esta peregrinación todos los días durante las tres semanas previas al evento. Según Escobar, Prophecy tendría suerte si consiguiera 300 personas los viernes. Cuando Escobar promocionó el club, más de 700 personas se presentaron a su evento. Escobar sintió alivio al ver la concurrencia: “Tenía una fila a la vuelta de la esquina”.
Después del éxito de Esobar en Halloween, su carrera como DJ despegó lenta pero constantemente: comenzó a trabajar en clubes más grandes e incluso apareció en [estaciones de radio] locales. En el 2010, su buen amigo y mentor, DJ Bacan, invitaba regularmente a Escobar a su programa. Escobar recordó un día en que Bacan pidió ayuda sobre cómo debía leer sus guiones y, sin que Escobar lo supiera, Bacan lo puso en vivo. El público que escuchaba en la casa escuchó los cuidadosos consejos de Escobar.
Escobar recibió muchas llamadas de amigos y familiares felicitándolo por su aparición en la radio. Escobar le da crédito a Bacan por gran parte de su éxito inicial y por mostrarle cómo convertirse en un maestro de ceremonias: cómo marcar el ritmo de un evento, comunicarse y conectarse con la audiencia, todo con su estilo característico.
Ahora, Escobar es el DJ preferido en Peekskill. La gente puede encontrarlo en diferentes eventos de la ciudad y la escuela: más recientemente, National Night Out y la celebración del Juneteenth el verano pasado, y en los juegos deportivos de Peekskill High School.
Inspirando a la juventud
Escobar es conocido en toda la zona por ser un entrenador inspirador del fútbol. Sin embargo, la primera vez que Escobar tuvo un contacto real con el fútbol fue en una práctica de béisbol. El equipo de ligas menores de la escuela secundaria de su hijo Liony estaba practicando en la escuela primaria Hillcrest. Liony seguía fallando pelotas que eran enviadas al jardín porque estaba muy interesado en ver una práctica de fútbol que se jugaba cerca. Al final de la práctica, Liony le dijo a Escobar que quería hacer una prueba para el equipo de fútbol. Escobar recuerda haberle dicho a Liony: “Tú juegas béisbol. Vas a estar [en la] MLB (Liga Mayor de Béisbol), ¿de qué estás hablando?” Pero su hijo fue persistente. Liony le dijo a su padre que había jugado con sus primos y buen amigo Joaquín Salazar, quien también era una estrella del fútbol de Peekskilll. Escobar, vacilantemente, permitió que su hijo hiciera una prueba para el equipo de viaje de Peekskill Santos 2004. Las divisiones se dividen en año de nacimiento.
Ninguno de los entrenadores podía creer el talento en bruto que mostraba Liony. Liony entró en el equipo de Santos y Escobar cambió su pelota de béisbol por una de fútbol. La pasión que Liony mostró por el fútbol impulsó a Escobar a aprender este deporte y apoyarlo en mayor medida. “Obtuve mis licencias de entrenador. Hice todo lo que me dijo el entrenador Ramón (el concejal Ramón Fernández) porque quería ser parte de esto con él”, dijo Escobar. Escobar ascendería de rango en Peekskill Santos, pasando de entrenador asistente a entrenador en jefe en dos años.
Cuando Escobar se hizo a cargo del Peekskill Santos, estaba en la división más baja de la liga, la División 3. Pero Escobar había estado trabajando con los muchachos durante más de dos años; sabía que eran capaces de defenderse en una división más competitiva. A pesar del rechazo de la directiva del equipo, que estaba preocupada por la capacidad del equipo, Escobar perseveró: el equipo de Santos no solo ingresó a la División 2, sino que después de solo dos años, ganó el título de liga.
Escobar continuó llevando al equipo a divisiones más competitivas, ganando un segundo título de liga en el proceso. Su mayor logro como entrenador fue ver a sus muchachos ser reconocidos por su arduo trabajo en una ceremonia de premiación en Anthony’s Pier 9 en New Windsor. “Ganar ese [título] de segunda división y tener a todos mis hijos en una cena de premiación me enorgulleció mucho. Ver a todos los equipos allí y todos éramos un grupo de niños hispanos. Eso me hizo muy feliz”, dijo Escobar. Aunque Escobar ya no entrena para Peekskill Santos, continúa entrenando y siendo parte del equipo de fútbol Quickstrike FC 2006/07 de su hijo Roy, que recientemente viajó a Florida para competir en un torneo nacional en ESPN Wide World of Sports Complex. El equipo llegó a las semifinales.
El trabajo de Escobar con los jóvenes continuó más allá del campo de fútbol. En el 2014, se convirtió en monitor de autobús y ayudó a los niños de Peekskill a ir a las escuelas, como Cedar Knolls Academy, Rye Lake y Pine’s Bridge, que se encuentran a muchas millas de la ciudad. Escobar es una fuente de consuelo en estos largos viajes en autobús: hace chistes, ofrece golosinas y los niños responden; le confían las pruebas que confrontan en la escuela y en la casa.
La compasión inherente y el interés genuino de Escobar por los niños tienen un impacto duradero. Antiguos jugadores o alumnos suelen acercarse a él en los eventos. “Conozco a algunos de estos niños desde que tenían 12 años. Ahora tienen 19, son adultos y todavía se me acercan, me dan un abrazo y me dicen qué pasa”, relató Escobar.
Avanzando, poco a poco, cada día
El 4 de julio del 2021, Escobar perdió trágicamente a su hijo mayor, Liony, en un accidente por ahogamiento en el río Delaware, cerca de Barryville, Nueva York. La comunidad de Peekskill tomó medidas rápidas para rodear a la familia Escobar cuando se enteraron de la muerte del joven de 17 años. “Todos los niños que he apoyado y entrenado, se presentaron allí, todos lo hicieron por mí. Mostraron mucho amor. Ese amor era incondicional”. Escobar quedó atónito por la participación en la vigilia con velas celebrada en el Café y Restaurante Mexicano de Rubén y el apoyo de la escuela secundaria, que abrió sus puertas para permitir que los estudiantes y padres hablaran con los consejeros. “Nunca pensé que la ciudad me ayudaría como lo hicieron. No hay palabras para explicar cómo nos sentimos mi familia y yo”, dijo Escobar.
Con el tiempo y el apoyo de sus otros hijos, Escobar ha logrado seguir adelante. “Lo que me mantuvo fuerte fueron mis dos hijos, Isaías y Chichi (Roy). Isaías tenía entonces nueve años, antes de que eso sucediera cumplía 10. Se acercaba a mí y a mi esposa y nos veía absolutamente destruidos, pero decía: ‘Papá, no te preocupes’. Solo ten fe. Lo vas a volver a ver’. Mis hijos me mantienen fuerte”, dijo Escobar.
¿Qué sigue?
Escobar no va a desacelerar en el corto plazo. Le gustaría ser parte del distrito escolar de la ciudad de Peekskill en el futuro. Se imagina iniciar un programa de “Gran Hermano” que permitiría a ex graduados y personas conocidas de la ciudad convertirse en mentores y ayudar a los niños de todos los grados en Peekskill. Citó la gran cantidad de acoso que se produce en las escuelas de Nueva York como una razón para este esfuerzo futuro.
En cuanto a su pasión como DJ, Escobar no tiene planes de detener su carrera de casi 23 años. “Ser DJ es como mi descarga de adrenalina. Disfruto controlando a la multitud. Cualquiera puede ser DJ, pero un buen DJ debe saber leer al público”. Escobar toca música en muchos eventos públicos, pero la gente también puede contratarlo para eventos privados como quincerañas, cumpleaños de 16 años, bodas, fiestas de bienvenidas a los bebes, y mucho más.
Las personas interesadas en asistir a un evento en el cual DJ Esco mezclará canciones pueden seguir sus redes sociales donde publica sus próximos conciertos.