Gritos y súplicas rompieron el silencio de la tarde veraniega en Liberty Street, en Peekskill, el martes 15 de julio, cuando seis agentes del Departamento de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI, por sus siglas en inglés) sacaron a Amy Lituma, de 24 años, y a su hijo de cuatro años de su vivienda. Esa misma noche, madre e hijo estaban de vuelta en casa.
Según relató Lituma al día siguiente al Peekskill Herald, su hijo no durmió esa noche. Mojó la cama dos veces y se despertó en repetidas ocasiones, aterrorizado, buscando a su madre.
“Eso le ha causado un trauma profundo”, afirmó. “No puedo alejarme de él ni un segundo, porque entra en pánico.”
La madre recuerda el momento previo a su detención
Lituma contó que ese martes, ella, su hijo y un pariente se encontraban en el estacionamiento del BJ’s, en Yorktown, cuando notaron que eran seguidos por la policía. En cuestión de minutos, fueron interceptadas y rodeadas por varios vehículos. Como no habla inglés, fue la nieta de su madrina quien tradujo lo que los agentes decían. La joven madre recuerda que tuvo dificultad para entender lo que ocurría, mientras el calor, los gritos y la tensión aumentaban la confusión.
Lituma asegura que el objetivo de los agentes no era ella, sino su esposo. Según su testimonio, la obligaron a llamarlo desde el estacionamiento.
“Le pregunté: ‘¿Sabes lo que está pasando? No entiendo por qué te están buscando. No sé qué decirles’. Él solo respondió: ‘No digas nada. No tienen orden judicial’ y colgó.”
Desde entonces, no ha vuelto a saber de él.
“Me dejaron regresar a casa”, explicó. “Dijeron: ‘Te vamos a seguir. No intentes nada’.”
Testigos registran la detención de madre e hijo
Ya en su vivienda de Liberty Avenue, los agentes no ingresaron a la casa. “Me dijeron que el problema era con mi esposo.”
Sin embargo, varios videos y grabaciones de cámaras de vigilancia captaron a Lituma suplicando a los agentes que la dejaran libre, mientras su hijo, de rodillas, con las manos en alto, repetía: “Por favor, no.” Lituma recuerda haber visto cómo se agrupaban los vecinos alrededor, muchos con sus celulares en la mano.
“En mi desesperación, pedía ayuda, pero ahora entiendo que la gente tiene miedo de involucrarse en algo tan complicado”, dijo.
Un residente de Peekskill que fue alertado sobre la situación grabó uno de los videos (ver abajo).
“Escuché que alguien dijo: ‘Van a quedarse juntos’, refiriéndose al niño que gritaba”, contó. Los agentes escoltaron a Lituma y a su hijo hasta una camioneta plateada Durango. “Había muchos gritos y llanto. No tenían silla para el niño y eso generó aún más confusión. Finalmente lo colocaron como pudieron y se marcharon.”
Los videos de la detención, registrados desde distintos ángulos, se viralizaron rápidamente en redes sociales. En uno de ellos se ve a Lituma asegurándole a su hijo que todo estaría bien y que podía llevar consigo un juguete. Aún aferrado al cuello de su madre, el niño fue colocado en la parte trasera de un vehículo del HSI.
Traslado a Newburgh
Tras la detención, madre e hijo fueron llevados a Newburgh, Nueva York. Allí, según Lituma, el trato fue “menos rudo”. Le pidieron que llamara a un familiar para que fuera a recogerla.
Lituma llegó a Estados Unidos desde Ecuador cuando su hijo tenía ocho meses. Contó que tenía un caso migratorio abierto que incluía una orden de deportación, pero que le habían indicado que, mientras no cometiera ninguna falta, podía continuar su vida sin preocuparse.
Ahora, debido a la situación relacionada con su esposo, su caso ha sido reabierto.
Antes de abandonar Newburgh, le ordenaron presentarse el miércoles 16 de julio en la oficina de inmigración en el Bronx. Como medida preventiva, Lituma recibió un grillete electrónico en el tobillo, ya que ahora tiene un caso activo con ICE. No puede alejarse más de 60 millas y debe reportarse periódicamente, a veces de forma presencial, otras veces en línea. Su próxima cita en el lugar está programada para el 29 de julio.
Actualmente cuenta con una abogada y está evaluando sus opciones legales. Su principal preocupación es el bienestar de su hijo. “Aunque deportaran a su padre, quiero resolver la situación legal de mi hijo. No hemos hecho nada malo. Solo vinimos por un futuro mejor para él.”
Lituma describe a su esposo como mecánico. “No es un mal hombre. Es un padre presente. Su hijo lo es todo para él. Nunca ha dejado que falte nada en casa. No sé en qué lo habrán involucrado. Me preocupa su futuro. Es mi compañero y el padre de mi hijo. Espero que alguien lo esté ayudando y que no lo traten como a un criminal, porque no lo es. Hay muchas personas que pueden dar fe de eso.”
Según Lituma, la única interacción previa que su esposo ha tenido con las autoridades fue un DUI (conducción bajo los efectos del alcohol).
Reacciones de la comunidad, autoridades y voceros oficiales
Un portavoz del Departamento de Policía de Peekskill afirmó que la agencia no participó en la detención. En una publicación oficial en redes sociales el miércoles, la alcaldesa Vivian McKenzie enfatizó que el cuerpo policial local no realiza actividades de control migratorio civil ni colabora con ICE sin una orden judicial válida.
“Nuestros oficiales no preguntan a las personas sobre su estatus migratorio, ni las detienen a petición de ICE sin una orden judicial válida. Esta política ha estado vigente y continuará en vigor”, afirmó McKenzie.
La alcaldesa también compartió información sobre las “tarjetas rojas”, documentos que explican los derechos de las personas al interactuar con autoridades migratorias, así como formularios de autorización parental para designar a un adulto de confianza en caso de que un padre o tutor sea detenido. Añadió que la ciudad está trabajando con legisladores estatales para facilitar formularios que permitan a funcionarios autorizados acceder a la información de las personas detenidas.
En otra publicación en redes sociales, también realizada el miércoles, el concejal Ramón Fernández dijo que no ha podido contener las lágrimas desde que vio el video del niño suplicando a los agentes. Afirmó que están presenciando una “crueldad sin límites” dirigida a un grupo demográfico específico.
“Si se enfocaran en pandilleros o criminales, todos estaríamos de acuerdo”, señaló Fernández. “Pero esta madre y su hijo, ¿a quién mataron? Este dolor lo tengo estallando en el pecho desde ayer, cuando tratábamos de conseguirles un abogado migratorio antes de que se los llevaran.”
William Schweppe, residente de Mount Kisco y administrador de una red comunitaria en Facebook que monitorea actividades de ICE, dijo al Herald que no estuvo en BJ’s, pero fue notificado de que los agentes estaban hablando con Lituma. Miembros de su red siguieron a los oficiales hasta la casa y documentaron lo ocurrido alrededor de las 2 p.m.
Schweppe criticó la falta de comunicación de las agencias encargadas de estas detenciones.
“Ahora ese niño, ese niño de cuatro años, grita ‘La policía, la policía’. Y ahora los vecinos, los primitos, los compañeritos de clase dirán: ‘Papá, viene un policía, vámonos por otro lado’. No queremos eso en la comunidad. Eso solo genera caos.”
El Departamento de Seguridad Nacional y el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) no respondieron a las solicitudes de información respecto a lo sucedido.
De acuerdo con ICE, HSI realiza investigaciones federales sobre el movimiento ilegal de personas, bienes, dinero, contrabando, armas y tecnología sensible dentro y fuera de Estados Unidos. Sus casos incluyen tráfico de drogas y armas, delitos financieros y cibernéticos, exportaciones ilegales y crímenes contra la propiedad intelectual. También investigan delitos de explotación, como abuso infantil, trata de personas, fraude financiero y otros crímenes contra poblaciones vulnerables.