La canción de Beyoncé dice: “Who runs the world? Girls.” (¿Quién manda en el mundo? Las chicas.) y es precisamente esa melodía la que resuena en Peekskill High School en 2025. Un año más en el que la valedictorian (mejor promedio de la promoción) y la salutatorian (segundo mejor promedio de la promoción) son mujeres. Ellas continúan con una orgullosa tradición de excelencia académica femenina. De hecho, desde 2017, las dos mejores estudiantes de la promoción graduada de Peekskill han sido mujeres.
En 2025, la valedictorian Mireya Rodriguez Ortega y la salutatorian Jemell Acosta lideraron a sus compañeros en la ceremonia de graduación, celebrada el 27 de junio en el Westchester County Center, en White Plains.
Para Ortega y Acosta, el logro es más que un título. Como estadounidenses de primera generación, ambas han enfrentado su cuota de desafíos, tanto en las aulas como en el hogar. Al avanzar hacia la siguiente etapa de sus estudios, dejan un legado construido sobre la determinación y se convierten en orgullosos modelos a seguir para los miembros más jóvenes de la comunidad hispana de Peekskill.
Promoción 2025: Valedictorian, Mireya Rodriguez Ortega

Para Mireya Rodriguez Ortega, haber sido nombrada valedictorian de la Promoción 2025 de Peekskill High School es el resultado de años de curiosidad, sacrificio y un compromiso inquebrantable con sus sueños.
Con 18 años, Ortega representa con orgullo tanto sus raíces guatemaltecas como a la comunidad hispana de Peekskill, a la que llama hogar. Como estadounidense de primera generación, Ortega creció comprendiendo el valor del trabajo duro, al observar a sus padres en ese esfuerzo incansable para mantener a la familia.
“No fue fácil ser una estudiante de primera generación”, afirmó. “Crecí en una familia de bajos ingresos, así que el dinero siempre era una preocupación. Sin embargo, esto se convirtió en mi motivación para seguir estudiando y construir un futuro estable para mí”, explicó.
Desde temprana edad, Ortega desarrolló un amor por el aprendizaje. “La educación siempre ha sido importante para mí”, afirmó. “Valoraba la escuela porque podía aprender muchas cosas nuevas que nadie más podía enseñarme”.
Con los años, esa pasión solo se profundizó. “A medida que fui creciendo, la escuela empezó a tener un nuevo significado para mí”, expresó Ortega. “Mis padres no tuvieron la oportunidad de estudiar en Estados Unidos y han pasado toda su vida trabajando duro para apoyarme. Por eso, veo la educación como algo más que una manera de aprender: la veo como un camino hacia la independencia”, añadió.
La joven atribuye gran parte de su impulso académico a su familia, especialmente a sus tres primas mayores: Leslie, Shenny y Kathy. Todas ellas, también estadounidenses de primera generación, marcaron el camino hacia el éxito. “Leslie es la mayor y está a punto de completar su doctorado en sociología. Estudia en el extranjero, en Escocia”, compartió Ortega. “Shenny también estudió sociología. Ahora trabaja como directora de Recursos Humanos y es la cabeza de su familia. Kathy es profesora de arte y es una de las pocas maestras que hablan español en su escuela. Ellas me han demostrado que ningún sueño es imposible de alcanzar”.

Pero convertirse en valedictorian no fue un objetivo de último momento. Fue un sueño que Ortega mantuvo durante años. “Siempre quise serlo”, afirmó. Sus profesores ayudaron a alimentar esa ambición desde temprano. “La señora Quijada me dijo un día que sería científica en la NASA [Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio]. Mis profesores me ayudaron a ver mi potencial”.
Aunque sospechaba que sería de las primeras de su clase desde la secundaria, la confirmación oficial llegó en su penúltimo año. “Tuve una reunión con mi consejera académica y ella confirmó mi puesto en el ranking”, recordó.
Ortega eligió deliberadamente una carga académica exigente durante sus cuatro años de secundaria. Incluyó numerosas clases de honores y de nivel Avanzado (Advanced Placement), como AP World History, AP Calculus, AP U.S. Government & Politics y AP Spanish Literature. Sus días estaban llenos de lecturas, estudios y redacción de trabajos. Su dedicación le valió ingresar a múltiples sociedades de honor, entre ellas la National Honor Society (Sociedad Nacional de Honor, que reconoce la excelencia académica, liderazgo, servicio y carácter), la Math Honor Society (Sociedad de Honor en Matemáticas, para estudiantes destacados en esta materia), la Science Honor Society (Sociedad de Honor en Ciencias, para estudiantes con alto rendimiento en ciencias), la National English Honor Society (Sociedad Nacional de Honor en Inglés, que reconoce logros en literatura y lengua inglesa), la Social Studies Honor Society (Sociedad de Honor en Estudios Sociales, para estudiantes destacados en historia, ciencias sociales y afines), la Tri-M Music Honor Society (Sociedad de Honor Musical Tri-M, que reconoce a estudiantes destacados en música por su talento, dedicación y rendimiento académico) y la Sociedad Honoraria Hispánica (organización de honor para estudiantes avanzados de español que promueve la lengua y cultura hispana).
De todas sus clases, la favorita de Ortega fue Química, con Jonathan Barone. “Él explicaba la química de manera detallada pero sencilla y fácil de entender”, contó. “Es un gran profesor y persona, y siempre lo veo con una sonrisa en el rostro”.
Fuera del aula, Ortega estuvo igualmente activa, participando en la orquesta y el coro escolar, el Astronomy Club, el Latino Culture Club y más. Ortega afirma que equilibrar la vida académica y personal implicó hacer sacrificios. “Tuve que pasar innumerables noches largas en mi escritorio”, dijo. “Mis tardes entre semana las pasaba haciendo tareas. Pasaba los fines de semana con mis padres y mi tía, pero aun así debía seguir trabajando por las noches”.
Ese arduo trabajo le valió a Ortega varios reconocimientos, incluido el Rensselaer Medal por excelencia académica en matemáticas y ciencias, otorgado por el Rensselaer Polytechnic Institute, así como becas como la Presidential Scholarship del Rochester Institute of Technology y la beca académica del Peekskill Rotary Club.
Este otoño, asistirá al Rochester Institute of Technology, donde planea especializarse en física y, eventualmente, obtener una maestría en ciencias astrofísicas. “Habiendo disfrutado la clase de física en mi penúltimo año, decidí seguir aprendiendo sobre la ciencia detrás de cómo interactúa todo en el universo”, señaló. “Siempre me ha interesado la teoría de la relatividad general y los agujeros negros. La ciencia, en general, ha sido de interés para mí desde que era niña”.
Al reflexionar sobre su experiencia en la secundaria, Ortega ofrece este consejo a los estudiantes más jóvenes de Peekskill High School (PHS): “Aprovechen al máximo su tiempo en PHS. La mayoría de los estudiantes no pueden esperar a graduarse, pero hay tantas cosas que pueden hacer en la secundaria. Manténganse enfocados en sus estudios, pero no se olviden de salir al mundo y divertirse mientras todavía tengan tiempo libre”.
En cuanto al futuro, tras la universidad, Ortega espera dedicarse profesionalmente a la astrofísica y trabajar como investigadora.
Promoción 2025: Salutatorian, Jemell Acosta

Jemell Acosta, salutatorian de la Promoción 2025 de Peekskill High School, ingresará este otoño a Wesleyan University, en Connecticut, con una beca completa a través del programa QuestBridge National College Match. Planea cursar una doble titulación en Química y Biología Molecular. El objetivo es convertirse en química cosmética. Su sueño es trabajar para una empresa de cosméticos consciente de la salud, que evite los químicos nocivos que a menudo se encuentran en los productos de belleza comerciales.
“Quiero trabajar en una empresa de maquillaje que encaje un poco con mis principios”, explicó Acosta. “Muchas marcas reconocidas no están utilizando los ingredientes de mayor calidad para los productos que nos ponemos en la cara. Esto puede tener efectos a largo plazo”.
Su amor por la química comenzó en la secundaria, gracias en gran parte a la profesora jubilada Michelle McCaffrey. “Normalmente, cuando le digo a la gente que voy a especializarme en química, me miran como si tuviera tres cabezas”, dijo. “Me gustó mucho la manera en que la señora McCaffrey enseñaba. Era una profesora muy divertida y, en cierto modo, me enamoré de la química gracias a ella”.
Acosta, quien asistió al distrito escolar de la ciudad de Peekskill (PCSD) desde kindergarten hasta duodécimo grado, ha tenido un recorrido académico exitoso. Mantuvo calificaciones de alto honor en todos los periodos de la secundaria y formó parte de la National Honor Society, Science National Honor Society, Tri-M Music Honor Society (Sociedad de Honor Musical Tri-M, que reconoce a estudiantes destacados en música por su talento, dedicación y rendimiento académico) y Spanish Honor Society.
Atribuye su impulso académico a un espíritu competitivo natural más que a la búsqueda de títulos. “Estar en el cinco por ciento superior nunca fue algo hacia lo que apuntara. Fue algo que simplemente sucedió”, explicó. “Pero, naturalmente, soy una persona muy competitiva, así que era como una competencia amistosa. Si veía a alguien en mi clase teniendo mejores resultados, intentaba alcanzar el mismo nivel de éxito. Siempre he sido así”.
El currículum de Acosta refleja esa motivación. Durante su paso por Peekskill, recibió el Ronald Reagan Leadership Award, fue nombrada AP Scholar with Distinction y fue semifinalista para la beca Gates.
Uno de sus logros académicos más recientes ocurrió a principios de este año en la Feria de Ingeniería y Ciencia de Westchester 2025 (WESEF, por sus siglas en inglés), donde ella y su compañera de investigación Megan Flores obtuvieron la medalla de plata y un premio de $75. Su proyecto, “El efecto de los influencers de redes sociales en las decisiones alimenticias de los estudiantes de secundaria”, encuestó a alumnos para determinar cómo reaccionaban ante publicaciones de celebridades masculinas y femeninas que promocionaban tanto alimentos saludables como no saludables.
“Hicimos un formulario en Google y elegimos celebridades específicas, con el mismo número de hombres y mujeres, y luego pusimos alimentos saludables y no saludables en una publicación de Instagram para que pudieran elegir si les gustaba, no les gustaba, querían seguir desplazándose o comentar”, explicó. “Descubrimos que las mujeres eran más propensas a reaccionar positivamente tanto a publicaciones saludables como no saludables de las celebridades. Nuestra hipótesis es que esto se debe a que los medios dirigen más su atención hacia el público femenino que hacia el masculino”.
Más allá de WESEF, Acosta participó en varias pasantías, incluida la del programa inmersivo de la New York Stem Cell Foundation, donde creó un cultivo celular, aprendió sobre células madre pluripotentes inducidas y exploró la edición genética. En el verano de 2023, trabajó con la Teatown Environmental Science Academy (TESA). Allí, se involucró en temas sobre la contaminación farmacéutica en sistemas de agua, tras aprender a utilizar el software estadístico R. Estas experiencias, aseguró, consolidaron su amor por el trabajo de laboratorio y clarificaron sus objetivos científicos.
En la escuela, Acosta equilibró sus intereses académicos y de investigación con su participación en actividades extracurriculares. Ocupó cargos de liderazgo como presidenta tanto de la Science Honor Society como de la Spanish Honor Society. Fue fotógrafa y editora deportiva del Yearbook Club, y miembro del Drama Club. Además, Acosta fue integrante activa del coro Vocal Forte y de la orquesta. También fue capitana del equipo varsity de porristas.

A pesar de todos sus logros, Acosta se mantiene con los pies en la tierra y agradecida. Señala que su madre, Gertrudes Hernandez, es su mayor modelo a seguir y fuente de fortaleza. “El apoyo inquebrantable de mi madre me inspira a soñar en grande y lograr mis objetivos”, expresó Acosta en una entrevista de preguntas y respuestas con PCSD. “Su victoria en la batalla de ser madre soltera de dos hijos demuestra su enorme voluntad y determinación. Su mentalidad firme es algo que deseo adoptar y los años de experiencia que posee en sus manos son los que aspiro a adquirir. Carmen [Gertrudes] Hernandez es mi ícono”.
A pesar de su esfuerzo, Acosta afirma que su condición de salutatorian ha implicado sacrificios y luchas con la cultura de la comparación. “Entraba en LinkedIn y veía a otros estudiantes fundando organizaciones sin fines de lucro o pudiendo pagar programas costosos, y eso me provocaba síndrome del impostor (el síndrome del impostor es la sensación de no merecer los propios logros y temer ser visto como un fraude)”, recordó. “Mirando hacia atrás, me diría a mí misma que dejara de compararme tanto. Cada persona tiene su propio camino”.
Su consejo para los estudiantes más jóvenes: no se pierdan planificando cada detalle. “Disfruten cada momento que tengan y está bien no tener siempre un plan. La vida les va a lanzar obstáculos de todas formas, así que uno tiene que ser flexible y dejar de lado ese plan en algunos casos”.
Como la novena salutatorian consecutiva mujer de Peekskill High School, Acosta dice sentirse orgullosa de continuar con la tradición. “Estoy muy orgullosa. Es bonito ver esa evolución, sobre todo porque, si pensamos en la educación desde sus orígenes, estaba destinada solo a los hombres, así que ver a las mujeres conquistando esa idea y superando incluso a sus compañeros varones es algo muy grato de presenciar”.

Cuando se le preguntó qué echará de menos tras la graduación, Acosta no lo dudó: “Voy a extrañar estar rodeada de mis amigas, especialmente porque todas nos vamos a distintas partes de Nueva York y otros estados”.
En el futuro, Acosta planea estudiar en el extranjero durante sus años universitarios; España, Francia e Italia están en su lista. Sus objetivos a largo plazo incluyen obtener un doctorado, trabajar en investigación para una marca de cosméticos, viajar y comprar una casa.
El próximo mes, Acosta comenzará su nueva etapa en Wesleyan University, en Middletown, Connecticut. Si su tiempo en Peekskill es indicio de algo, Jemell Acosta está destinada a dejar su huella mucho más allá de su ciudad natal.